Nature As Architecture en Roberto Polo Gallery
La Galería Roberto Polo inaugura su temporada 2017/2018 con la exposición NATURE as ARCHITECTURE, entre las que se encuentran obras de tres eminentes artistas españoles: Miquel Navarro, Juan Garaizábal y Francisco Caparrós.
Galería Roberto Polo
El planteamiento de esta exposición deriva de reflexiones estéticas tradicionales alrededor de la naturaleza y de las artes, en particular la arquitectura. Cuando el ser humano comenzó a producir arte, lo hizo con la idea de que sus obras se integraran en la Gran Creación. Desde la perspectiva de evolucionar desde el creador de arte al creador, el hombre se dispuso a conocer las leyes de la naturaleza, lo que le llevaba a entrar en juego con el trabajo divino, convirtiendo así al artista en un igual de su Creador. La naturaleza ha sido siempre considerada como un modelo, como una gran arquitectura dispuesta al trabajo para establecer analogías como lazos de unión cósmica entre las fábricas del arte y el mundo creado.
Los comisarios de esta exposición defienden la validez de las reflexiones tradicionales y ofrecen la expresión, a tráves del arte contemporáneo, de voces actualizadas sobre este discurso canónico. Con este objetivo presentan una exposición colectiva que acoge a los artistas Miquel Navarro, Juan Garaizábal y Francisco Caparrós, con la apuesta de defender la importancia del arte español y de posicionarlo fuertemente en el corazón de Europa.
Las arquitecturas del hombre, alternativas a un universo ya creado, abren la exposición con piezas extraordinarias de Miquel Navarro. El artista hizo su primera ciudad en 1973. Se trataba de volúmenes de tierra cocida interconectados a los cuales incorporaba materiales como el aluminio, el zinc y el bronce en un ejercicio continuado sobre la escultura y la reflexión sobre el espacio volumétrico que constituyeron desde entonces hasta hoy, uno de sus signos de identidad. En las ciudades de Navarro, la alusión a Res Aedificatoria de Leon Battista Alberti y sus relaciones ciudad-casa-organismo es inevitable, puesto que como dijo el mismo Navarro, « en la conciencia y la configuración de mi deseo, el tema de la ciudad en tanto que cuerpo humano con la suma de todas sus partes, con su lógica vertical y totémica, y su sentido horizontal en el discurso de la penetración, es evidente». El trabajo de Navarro está representado en numerosas colecciones institucionales importantes, entre ellas: el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Centro nacional de arte y de cultura Georges-Pompidou (París), el Lehmbruck Museum (Duisbourg), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia (Madrid), el Museo de Arte Contemporáneo (Barcelona) y el Solomon R. Guggenheim Museum (New York). Una de sus fuentes esculpidas más importantes, Boca de luna (1994), está situada en la plaza de Jamblinne de Meux (Bruselas). Mide trece metros de alto y el agua se eleva a una altura de seis metros. Una escultura de Navarro juega un papel principal y simbólico en la película Julieta (2016) de Pedro Almodóvar.
Sin embargo, cada esfuerzo creativo humano acaba por ser efímero y, en su desaparición, nuevas conexiones conceptuales se tejen en las que la ausencia de lo artificial ocupa un rol principal. Los comisarios de la exposición han elegido las creaciones del artista Juan Garaizábal, nominado al Nasher Sculpture Center Prize de 2017, por capturar esta idea, que no es más que una etapa importante en el camino de regreso de la naturaleza en tanto que arquitectura. Desde hace años, Garaizábal ha desarrollado un proyecto artístico solido, titulado Urban Memories, que comenzó por la recreación del espíritu de los edificios que desaparecieron de los espacios en donde fueron en su origen construidos. Ha realizado este proyecto de instalaciones de esculturas monumentales en los espacios públicos de Berlín (2012), Bucarest (2007), Godaedo (2016), La Havana (2016), Miami (2016), Valencia (2006) y Venecia (2013). Trabaja en otros en La Havana, Londres y París. Su deseo de recordar el pasado y de establecer una relación con él, a través de la escultura, impregna lo que el propio artista ha descrito como un elemento heroico común a las personas y a los edificios. Creando un personaje que combina un espíritu estético y ético en estas monumentalizaciones de la memoria, Garaizábal busca ofrecer el alma de los edificios ausentes devolviéndoles los restos de sus aspectos estructurales, la superviviencia de lo esencial, salvaguardado de la memoria colectiva y materializado en una estructura de trazos elementales, que desprovisto de muros, está totalmente integrado en el medioambiente. Así, las presencias poéticas de ausentia se establecen con la ayuda de la memoria y de la simbología de sus recuerdos, de manera que la desaparición del trabajo humano está integrada en la naturaleza, que era su punto de origen y será su destino final.
La unión entre la naturaleza y la arquitectura se refleja en las fotografías de Francisco Caparrós. Si Marc Augé escribió que una de las necesidades más urgentes es la de volver a aprender a viajar para aprender a ver de nuevo, Caparrós pone el acento en la mirada y la luz sobre el paisaje para construir un arquitectura formidable que sorprende al espectador a través de sus series fotográficas, haciendo suya la frase de Erwin Panofsky: « el contenido de la obra de arte es lo que la obra revela, pero no muestra de manera ostentosa ». El trabajo de Caparrós está representado, entre otras, en varias colecciones permanentes de Astro Europa (Valencia), el Ayuntamiento de Riba-roja, Diputación de Valencia, la Fundación Gabarrón (Murcia) y New York, Iberia Center for Contemporary Art (Pékin), el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Museo de Bellas Artes San Pio (Valencia) y el Museo Mausoleo de Domingo Sánchez Blanco (Morille).
- Por Rafael Sierra Villaécija y J. Óscar Carrascosa Tinoco